La politización de la sanidad es algo que me produce tremendo rechazo, estar a expensas del político de turno para que un proyecto salga adelante o no, es bastante penoso. Sobre todo porque la formación de muchos años de los profesionales, el rigor científico, la confianza o la eficiencia en los procesos, por citar algunos, pueden quedar anulados de un plumazo o en un desgraciado segundo plano.
El caso es que con el tema de la hepatitis C creo que hemos traspasado algunas lineas rojas. Ver por los diferentes medios de comunicación a los del PP, PSOE y el “sursum corda” (incluido los cada vez más endiosados PODEMOS), intentar sacar tajada política de todo esto da más que nauseas, tristeza. Está claro que la sanidad también necesita un “pacto de estado” en donde el mensaje que llegue a la población sea el mismo, independiente del signo político.
La hepatitis C es el tema de moda sanitario, últimamente no hacen más que preguntarme al respecto y escucho comentarios de todo tipo, muchos de ellos bastante tergiversados. Creo que la consecuencia más inmediata es una mayor desconfianza en el sistema sanitario y los profesionales. Y un mayor nerviosismo y ansiedad ante el acceso a cualquier tratamiento hospitalario por parte de todos. Por su puesto esto pasa factura en los profesionales que están día a día con esto. El Dr. Emilio Monte, compañero y amigo, nos lo cuenta en
“Otra visión del problema de la hepatitis C: el impacto sobre el profesional sanitario”.
Lo que está claro es, y espero que aprendamos de ello, que el tema de la hepatitis C se ha convertido en un verdadero circo romano. Lo peor es que a estas alturas ya no se distinguir bien quién son las fieras, quién los gladiadores, quién los emperadores, quién el público expectante...
En fin...