“Cada vez vivimos en un mundo mejor y sin embargo cada día nos hacemos más intolerantes al dolor, al sufrimiento; a fin de cuentas, a las cuestiones inherentes de la vida y exigentes de un bienestar en una carrera sin fin que nos lleva de nuevo al malestar” (…)
“Una cultura que avanza beligerante contra las condiciones de la vida, convirtiéndolas en enfermedades. Nos hemos vuelto tan intolerantes que cuestiones cotidianas como son un despido laboral o una ruptura emocional cursan con episodios de depresión; un exceso de trabajo mal enfocado nos lleva a niveles de estrés que afloran en verdaderas consecuencias de tipo orgánico”
-Isabel MC (psicóloga clínica)
Hay mucha gente que todavía no se ha dado cuenta que la infelicidad no se cura con medicamentos, y que la clave para nuestra felicidad es aceptar el sufrimiento y evitar los miedos. Hay que empezar por decirle a mucha gente que los medicamentos no curan todo y que no busquen el refugio a los sin sabores de la vida, detras de un comprimido de lo que sea.
No podemos aspirar a la felicidad perpetua, pero sí a intentar buscar y lograr pequeños momentos de felicidad.
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