El entorno, la apariencia y el desconocimiento personal influyen notablemente en tu entidad y credibilidad profesional, o al menos eso me parece hoy por hoy,a mis treintaytantos.
En el hospital, por ejemplo, en una consulta llena de medicamentos con nombres raros, posters de laboratorios explicando la administración de un fármaco o explicando la compleja posología de los antirretrovirales, un ordenador con la pantalla llena de datos, con una bata blanca impecable que anuncia Dr. Fulanito y ante un paciente que no te conoce en tu ámbito personal y solo te ha escuchado hablar de posologías, efectos adversos, interacciones, adherencia…, resulta fácil ser creible y todo lo que dices (o casi todo) suele ser considerado sin objeción.
Sin embargo cuando sales de ese escenario a veces la cosa cambia, sobre todo con algunos que te conocen desde hace tiempo, no sanitarios, incluidos familiares. Ahora en plena época veraniega te mueves de aquí para allá, coincidiendo con gente que no ves muy a menudo. Después de los cordiales saludos, y como uno de los temas favoritos de todo el mundo es la salud, te empiezan a contar enfermedades ajenas, tratamientos, desenlaces y anécdotas sanitarias. Buscan con la mirada tu opinión, sabiendo que eres del gremio, pero cuando la das, ¡ZAS!, la cagaste, te das cuenta que la respuesta ya estaba tomada y no coincide con la tuya, prevalece la opinión de la vecina, que tiene mucha experiencia en el tema, del programa de radio que escuchó hace dos días, del consejo de salud de la revista del corazón… Además como no has contestado lo que se esperaba, empieza el cruce de argumentos, y se acaba aprovechando para despotricar de la sanidad pública (en la que trabajas) y dar casi a entender que los que estamos en ella no trabajamos “una mierda”, comparado con la privada. La primera vez que te pasa esto te duele y entras en batalla dialéctica, a la siguiente pasas y rápidamente reconduces la conversación por otros derroteros. Sobre todo estos días donde el influjo veraniego te inunda.
Y es que a lo mejor de otras cosas no, pero de enfermedades y medicamentos todo el mundo sabe un montón y “to er mundo e güeno”.
que recuerdos... ese video lo usé en el blog hace unos meses, me encantaban aquellas pelis, aunque era algo pequeño y no las entendía :)
ResponderEliminarComo anecdota, a mi hay gente qe me pregunta por sintomas, medicamentos, etc. Les digo siempre que ni idea, que soy economista, y aún así persisten.
Debe ser que por cercania se aprende...
Hazte diseñador gráfico…
ResponderEliminarMiguel a mi tambien me trae buenos recuerdos estas películas de Summers y recuerdo viéndolas de pequeño en VHS o BETA con mi padre, tienen muchas anécdotas.
ResponderEliminarCarola no te creas que no me gustaría...