Esta semana se ha celebrado el día mundial sin tabaco y hace unos días leimos en bichotoblog un post curioso extraido de "Historias curiosas de la medicina" de Luciano Sterpellone sobre el origen del hábito de fumar en Europa.
Parece ser que la respuesta no podía ser otra: los culpables somos nosotros, los españolitos.
Parece ser que la respuesta no podía ser otra: los culpables somos nosotros, los españolitos.
Para ello, nos tenemos que desplazar al continente americano, de donde es originaria la planta del tabaco, y remontarnos a 1.492 cuando Cristobal Colón descubrió América. En una de las expediciones que se enviaron al interior de las islas (Cuba o la Española), formada por Rodrigo de Jerez (marinero) y Luis de Torres (intérprete), se toparon con los indígenas que les dieron a probar… según la descripción de Fray Bartolomé de las Casas en su “Apologética sobre la historia de las Indias”:
"encontraron en un camino a muchas personas que atravesaban las aldeas, los hombres siempre con un tizón en mano y ciertas hierbas para saborear así el perfume que son hierbas secas envueltas en otra hoja, seca también, en forma de cilindro ahusando y encendido por una punta."
Se aficionaron a esta costumbre indígena y, de vuelta a la patria, trajeron consigo el “maldito” hábito. El primer europeo que sufrió las consecuencias del tabaco fue el marinero Rodrigo de Jerez ( Luis de Torres se quedó en el fuerte Navidad en la Española, aunque hubiese tenido todas la papeletas para ser él, pues era judio converso). Rodrigo lo cogió con tanto gusto que era habitual verle fumar por la calle, exhalando humo por la boca y por la nariz. La gente – ¡cómo somos con todo lo que desconocemos!- comenzó a murmurar que había vuelto poseído por el demonio.
Si juntamos demonio e Inquisición y lo agitamos… el pobre Rodrigo fue condenado por brujería y paso varios años en la cárcel hasta que entendieron que el demonio nada tenía que ver con este hábito.
El uso del tabaco se extendió por toda Europa, incluso como remedio contra ciertas enfermedades, e incluso se comenzó a plantar en el viejo continente. De hecho el primer español que lo cultivó en nuestro país fue Fco. Hernández de Toledo, médico de Felipe II.
Con todo el gasto que genera y las muertes que ocasiona, ¿estás seguro de que el demonio no anda detrás de él?
ResponderEliminarBuena matización, Emilenko.
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