Enrique y Antonio con el Secretario General de Sanidad
José Martínez Olmos en el centro
Ayer tuvo lugar la presentación del libro “Polimedicación y salud: estrategias para la adecuación terapeútica”,en el Ministerio de Sanidad, Política Social e Igualdad.
Libro coordinado por los compañeros Antonio Villafaina y Enrique Gavilán en el que he tenido el honor de participar en la elaboración de un capítulo. La coincidencia ese mismo día con otro evento científico no me permitió asistir al evento, cosa que lamenté enormemente.
Felicidades a todos, gracias por la invitación y a seguir trabajando, compañeros!!.
La metodología GRADE resulta ampliamente interesante en sus resultados y permite evaluar los medicamentos a través de un cristal muy transparente, eso si, tras un trabajo exhaustivo que se puede prolongar varios meses.
Las preguntas trasladadas a mi ámbito no se han hecho esperar:
¿Están realmente las Comisiones de Farmacia y terapéutica capacitadas para llevar a cabo una metodología como esta?
¿Podemos permitirnos invertir más de dos meses en la evaluación de un medicamento?
Me temo que la respuesta hoy por hoy es no. No obstante por aquí seguiremos aprovechándonos de lo que nos ofrece la Oficina de Evaluación de Medicamentos e intentaremos rentabilizar al máximo sus evaluaciones GRADE a nivel hospitalario, como la reciente evaluación de Dabigatran en fibrilación auricular.
La música es una de las mejores maneras de rememorar diferentes etapas de tu vida. Los discos y las canciones se antojan como marcapáginas en el libro de tu biografía y te revelan imágenes dignas del mejor álbum de fotos.
Uno de esos discos es “Nevermind” de Nirvana, ayer se cumplieron 20 años de su lanzamiento.
“Nervermind” fue uno de mis primeros vinilos (que aún conservo, por supuesto). Fue una época de descubrimiento artístico para mí, de descubrir grandes músicos, grandes bandas, escritores, pintores…fue la época de darles la tabarra a mis padres y hermana con la guitarra, y ensayar en el cuarto con un puñado de grandes amigos (en concreto tres). Tocar en jardines, fábricas y allí donde nos dejaban. Era el momento de ir guitarra al hombro y pensar que la música podía cambiar el mundo. Todos queríamos ser Kurt Cobain, Eddie Vedder o Chris Cornell y sentíamos Seattle muy cerca.
Nevermind es un disco redondo, de esos que no sobra ninguna canción. Sencillo pero increíblemente bueno, suena sincero, sin retoques, simplemente irrepetible. Finas melodías, canciones contundentes, parecía música fácil que cualquiera podía reproducir. (Cobain tocaba muchas de sus canciones solo con tres cuerdas de la guitarra). Nirvana, en su corta carrera, no volvió a sonar igual con aquel segundo album, ni siquiera ligeramente parecido en sus siguientes LPs.
Aunque suene tópico, me parece increíble que hayan pasado 20 años, Nevermind, junto a otros grandes discos de los que hablaré en otros posts, pusieron banda sonora a una etapa de sueños, descubrimiento, creación y utopía. El tiempo pasa, nosotros (los cuatro amigos que vibrábamos con la música) hemos seguido caminos muy diferentes, tenemos nuevos compromisos, nuevas obligaciones, nuevos senderos…pero creo que después de tanto tiempo, seguimos soñando por mejorar las cosas, por ideales utópicos y porque la música siga marcando las páginas de nuestra biografía.
Esas cosas, aunque no lo creamos, nunca cambian, son parte de nosotros.
(Foto cedida por ludimace, realizada con Instagram)
"El número de oro o aureo (el número resultante de la ecuación de la foto: 1,618033…) es un número irracional (decimal infinito no periódico) que posee muchas propiedades interesantes y que fue descubierto en la antigüedad, no como “unidad” sino como relación o proporción entre segmentos de rectas. Esta proporción se encuentra tanto en algunas figuras geométricas como en la naturaleza. Puede hallarse en elementos arquitectónicos, en las nervaduras de las hojas de algunos árboles, en el grosor de las ramas, en el caparazón de un caracol, en los flósculos de los girasoles, etc…
Asimismo, se atribuye un carácter estético especial a los objetos que siguen la razón áurea, así como una importancia mística. Se cree que es el número en que se basa la creación del mundo y es algo que tiene sentido porque todo lo que los seres humanos consideramos perfecto o bello tiene unas proporciones idénticas y esas proporciones son el número de oro."
Es el denominado “número de la belleza” pero yo pienso lo mismo que en la foto: La belleza no necesita explicación.
A veces todo se tuerce, pero el sol sigue saliendo
Lasemana pasada pasaba un hecho insólito en mi hospital, yo estaba de vacaciones pero me lo contaban el otro día. Un ginecólogo tenía que salir del hospital escoltado por la policía para evitar las agresiones de una familia atormentada por la muerte del bebe que esperaban. De la noticia se ha hecho eco la prensa, con bastante sensacionalismo como suele ocurrir en estos casos. Esto me ha hecho saber que la Tocoginecología, esa especialidad aparentemente tan cándida y atractiva, es una de las que más demandas recibe y cuyo seguro de responsabilidad civil es más caro. No es difícil imaginar que en el resto de casos uno llega con cualquier dolencia al centro sanitario y el desenlace puede ser incierto, pero en Tocología la paciente llega sana y la mayoría de las veces con un ser en su vientre que ha sido sometido a analíticas y ecografías donde todo parece ir bien, por lo que solo es de esperar que todo se resuelva sin más.
Manteniéndome aséptico, hasta que se aclaren los hechos, aunque en base también a las noticias parece que no hubo negligencia, si quiero apuntar lo siguiente:
Si, es la mayor putada que le puede pasar a una familia, pero también es la mayor putada que le puede pasar a un profesional sanitario, y que sin duda cambiará su devenir de un modo u otro.
Hemos alcanzado tal grado de sensación de seguridad en la actividad sanitaria, evidentemente falsa, que casi nadie piensa que puedan ocurrir errores o muertes inesperadas en situaciones aparentemente sin riesgo.
La agresión, ya sea física o verbal, hacia un profesional sanitario no está justificada en ningún caso y no se puede consentir.
Todos estos ingredientes que se han vuelto relativamente frecuentes en centros de salud y hospitales solo llevan a incrementar la medicina defensiva y el encarnizamiento terapéutico, grandes males de nuestra sanidad actual.
Dicho esto, solo me queda lamentar lo ocurrido y desearle lo mejor a ambas partes.