Parece ser que Agosto, ese mes donde falta la mitad de la
plantilla, donde el trabajo sale a duras penas porque no hay sustituciones, es
el mes más adecuado para hacer cambios de organización en el hospital. Grandes
cambios que no dejan indiferente a nadie. Están los que lo esperaban, los que
no, los que se indignan, los que directamente pasan, los que intentan luchar de
manera colectiva o los que solo miran para su ombligo.
Se dan directices, las de quien las de, la escusa de que siempre vienen de arriba. A un lado los lobos con piel de cordero, al otro los corderos con piel de lobo y en medio los pacientes, pero a esos quién le importa, hay prioridades y la prioridad principal se llama deficit. En la sala se escucha: “ vaya medidas mas imaginativas, quitar de aquí, de allá y de mas allá”, “se está tensando mucho la cuerda”, “esto no hay quién lo aguante”…
Sabemos como empieza el nuevo viaje, mas kilómetros con menos gasolina y sin cambiar de neumáticos, no sabemos como acabará.
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