Ante la espera de los próximos cambios, el ir y venir de directores y el engrasamiento lento de la maquinaria gestora, el hospital se sumerge en días de tranquilidad obligada, necesarias vacaciones y personal de sustitución. Se sigue caminando, con los retos que surgen cada día, con los problemas y soluciones del quehacer diario.
Fuera, ajeno a todo esto, empiezan las ferias, las atracciones, las casetas, los conciertos veraniegos y las celebraciones de santos, excusa perfecta para embriagarse con los olores de la tierra que sueles visitar esporádicamente.
Es tiempo de mirar con perspectiva futura, acumular temas pendientes, esperar y sentir, como si de una canción se tratara, tu corazón “como una montaña rusa”.
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