La atención centrada en el paciente nace como una corrección a una medicina vertical que trata a los pacientes como "imbéciles". Todo esto está cambiando y la medicina del siglo XXI será un modelo de salud participativa.
Las semillas del cambio ya están sembradas con la digitalización de todos los aspectos de la vida. Cada vez más personas pueden obtener mas información e integrar y administrar sus esferas financieras, sociales, domésticas y médicas, y decidir con quién y con quién no compartir esa información.
Tres principios fundamentales darán forma a este futuro en medicina:
1) La información compartida (apertura de los registros de salud electrónicos)
2) El compromiso compartido (incluida la flexibilidad en la medida en que el paciente quiere tomar parte de las decisiones médicas)
3) La responsabilidad compartida (sustituyendo la autoridad médica por la confianza mutua).
En esta revolución, las cosas podrían ir bien o mal. Ir bien significaría una mejor salud, un mejor cuidado de la salud y una mayor autonomía para los pacientes, con el potencial de alejarnos de la hipermedicalización en la que vivimos. Pero también puede salir mal. Los datos digitales se pueden utilizar para manipular, coaccionar, vigilar, orientar y gestionar a las personas, así como para perpetuar o incluso ampliar las injusticias y desventajas sociales.
Esto ya está pasando y es imparable…renovarse o morir.
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