jueves, 11 de agosto de 2011

La vida es un hospital


Hospital San Pedro de Alcántara de Cáceres
Un hospital es una pequeña gran comunidad donde se ven reflejados todo tipo de personalidades, caracteres e historias de manera paralela a la vida misma. La mayoría de profesionales que trabajamos en un hospital estamos aquí porque nos gusta y porque lo sentimos parte de nuestra vida. El no saber que te vas a encontrar día a día y donde va a acabar cada historia, tiene un lado muy emocionante.
El inicio es muy intenso, de residente vives literalmente en el hospital, muchas guardias y tardes extras para preparar sesiones y trabajos. Fuera del hospital quedas con tus compañeros de residencia, por lo que la vida hospitalaria sigue entre cervezas y humos. Un poco más adelante, de adjunto, todo se va minimizando progresivamente pero la esencia perdura, te gusta el hospital, tu función (aunque a veces no muy gratificante) y lo que creo que es la esencia del “enganche” de este mundillo, el pensar que estas ayudando a personas con mayor o menor acierto.
Te vas convirtiendo en un animal hospitalario, conoces sus desventajas, sus virtudes, sabes reconocer en poco tiempo a los trabajadores, a los colaboradores, a los humildes, a los altruistas y también  a los tiburones, a los trepas y a los “agrandados”, casi siempre, de mediocridad.
A los que no estamos ahora en contacto directo con pacientes, (gestores, directivos y de más profesionales) no se nos debería olvidar que todo este “tinglado” está montado para ellos, para nosotros, los pacientes, y que en esto deben de basarse las decisiones.
Hace poco me contaba una amiga (extrahospitalaria) que le encantaban los hospitales, su dinamismo, el ir y devenir de historias, a cada cual más intrigante. Es verdad que una vez dentro de este mundo todo es más real (no tan idealizado como se ve desde fuera) y aparecen los errores y las miserias cotidianas, pero también es verdad que esto del hospital te atrapa y para muchos se convierte, queramos o no, en parte importante de nuestras vidas.

Que mejor final para el post que las palabras de Charles Baudelaire: “La vida es un hospital donde cada enfermo está poseído por el deseo de cambiar de cama”

(Por fin me voy de vacaciones, las entradas al blog se reducirán considerablemente aunque de vez en cuando seguiré escribiendo. Esto para mi no es una obligación, es una manera de expresión y una vía de escape. Es tiempo de asentarse, caminar despacio, recolocar las piezas y cargar al máximo la batería…)

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