miércoles, 28 de octubre de 2015

Cuidado con la combinación antihipertensivo, diurético y analgésicos (la triple Whammy)

Hoy una compañera nos daba una sesión clínica sobre lo que se denomina “la triple Whammy” (podríamos traducirlo como “el golpe triple”). Es decir la combinación de ciertos antihipertensivos, diuréticos y antinflamatorios no esteroideos y su asociación con un incremento en el riesgo de fallo renal. Nos lo explican de manera sencilla los compañeros de Hemos Leído en “Insuficiencia renal inducida por fármacos: la triple Whammy”.

Esta situación es extremadamente común y merece una nota de atención para la población general.

"Si usted toma medicamentos para la hipertensión del grupo de los IECA (captopril, enalapril, lisinopril, quinapril, perindopril, ramipril…) o del grupo de los ARAII (losartan, candesartan, valsartan, telmisartan, irbesartan...) y diuréticos (hidroclorotiazida, furosemida, amiloride…). Tenga en cuenta que algunos comprimidos pueden contener juntos el antihipertensivo y el diurético.

Debe tener mucha precaución a la hora de utilizar como analgésicos AINES (ibuprofeno, dexketoprofeno, naproxeno, acido acetil salicílico en dosis altas utilizadas para tratar el dolor, diclofenaco…). 

La utilización de estos tres tipos de medicamentos puede dañar sus riñones

¿Cómo puede evitar “La triple Whammy”?

Hable con su médico, farmacéutico, enfermera antes de la elección de medicamentos para aliviar el dolor.

Intente elegir un analgésico que no sea del grupo de los AINE, por ejemplo paracetamol"

martes, 20 de octubre de 2015

Elenesimonib y la enésima razón para la especialidad de Farmacia oncohematológica

Imatinib, erlotinib, pazopanib, gefitinib, sunitinib, sorafenib, lapatinib, axitinib…y un largo etcétera que están y otros que están por venir. Para los que no estéis muy familiarizados con estas terapias, se trata de una de una de las grandes revoluciones de la terapia oncohematológica en los últimos años. Con un mecanismo de acción en común y que vale para muchos tipos de tumores, son tratamientos dirigidos que se encargan de bloquear aspectos concretos de la biología celular y tumoral. Se toman por vía oral y casi todos ellos en una o dos tomas al día. De muy elevado coste, son la nueva gallina de oro del “market Access” farmacéutico que ha encontrado en este tipo de moléculas un filón inagotable.

Esto me lleva a dos tipos de reflexiones, una externa. Es necesario mas que nunca establecer criterios de coste-efectividad en estas terapias y posicionar muy bien a estos fármacos. Muchos de ellos utilizados en cuartas y quintas líneas, para aportar ¿qué y a qué precio?. Otra reflexión es interna. Empezamos a conocer bien estos fármacos y necesitan un seguimiento farmacoterapéutico estrecho. Tienen muchos efectos adversos, no son tan bien tolerados como en un principio se creía. Interaccionan mucho con la medicación concomitante y desde luego necesitan un abordaje integral con el resto de medicación intravenosa. Y todo esto para decir, que se necesita una superespecialización en farmacia oncohematológica mas que nunca. Porque nunca hemos estado tan cerca de los pacientes oncohematológicos como ahora con la terapia oral. (Si ,ahora que el ministerio va en contra y nos “generaliza” la especialidad. )

Y no es por nosotros (los farmacéuticos de hospital), ni por los oncólogos, ni hematólogos, ni siquiera por el potencial ahorro que supondría una buena gestión de esta terapia. Es por los pacientes y lo están demandando día a día. 



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