En estos tiempos tan convulsos y de tantos cambios, parece que se ha puesto de moda el gestor outsider. No tienen mucha experiencia en el sector público, ni siquiera en otros, aunque parecen tener buena formación. Suelen ser bastante jóvenes y les mueve el impulso de intentar hacer las cosas de otro modo.
En mi corta trayectoria he conocido ya a unos pocos. Puedo hablar de algunos bien, de otros peor, pero sigo admirando el querer explorar otros caminos, el no importarles el qué dirán o el demostrar que otra forma de hacer las cosas es posible.
Suelen ser incomprendidos, admirados, odiados o quizás ambas cosas a la vez, pero en cualquier caso bastante necesarios para avanzar.
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