Ayer desayunábamos con esta noticia del periódico El País “Medijeron que no me daban el fármaco porque era caro”. La noticia relata el
episodio de un paciente con cáncer de próstata que según cuenta le diagnosticaron
una medicación “nueva”, el acetato de abiraterona y que fue a recogerlo a la
farmacia del Hospital La Paz de Madrid y le dijeron “que no se lo daban porque
era caro”.
Así comienza la noticia y por poco que sepamos del caso se
antoja bastante manipulada, sobre todo para el lector medio y ajeno al mundo
sanitario. Evidentemente ningún Servicio de Farmacia Hospitalaria se puede
negar a dar una medicación prescrita porque si, y menos por el motivo de “que
es muy cara”. En caso de ser así, los motivos estarán justificados y avalados
por la dirección del centro. Además partimos del hecho de que todos los
medicamentos que se dispensan en el hospital a pacientes ambulatorios “son muy
caros”, por esta regla de tres no se daría ninguno.
Si avanzamos la lectura nos da algunas pistas más, el
paciente está en una situación diagnóstica en la cual el medicamento todavía no
tiene precio de financiación por parte del Ministerio. Para enfatizar esto, un
oncólogo anónimo, no podía ser de otro modo, aprovecha para comentar que el
Ministerio prolonga la aprobación del precio de los medicamentos para retrasar
su inclusión.
El tema de la abiraterona está siendo bastante polémico
desde que se comercializó, su elevado precio, su evidencia científica compleja
(leer informe de evaluación del Hospital de Puerto Real que también se cita en
el artículo) y el tener alternativas terapéuticas dificulta mucho el
posicionamiento del fármaco. Me consta que existen hospitales no muy lejanos
que con un área de asistencia similar tienen consumos muy dispares del
medicamento. Y a este embrollo se le une que al ser un tratamiento hormonal se
han querido unir a la prescripción, en algunos hospitales, urólogos y radioterapeutas,
además de los oncólogos. Una guerra con muchos frentes.
No creo que este tipo de noticias hagan ningún bien a nadie. Dio la casualidad que ese sábado por la mañana estaba junto a la jefa del
Servicio de Farmacia Hospitalaria de La Paz en un curso, a la que llamaron
precipitadamente, con la consiguiente perplejidad y disgusto.
Esta película no es nueva, una vez más “información –
manipulación”, cada vez más habitual en noticias sanitarias, lo único que me queda por saber es de donde salió la iniciativa
de la noticia y aquí sí que puede haber múltiples teorías. De ¿M. Gonzalez, paciente protagonista?, me
extraña.
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