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Hoy que
todo anda bastante gris por los hospitales españoles, que los compañeros te
preguntan por el pasillo solamente por el gasto. Que se habla más de dinero que
de pacientes y se adoptan con bastante frecuencia posturas pasotas, pesimistas
y derrotistas.
Estos
días florecen con más color aquellos que luchan, que creen en lo que hacen. Que
intentan mejorar la situación. Que no piensan en más recompensa que el trabajo
bien hecho, en aportar su granito de arena de manera constructiva. Aquellos que
ante los mil problemas te los cruzas, te miran a los ojos y sonríen. Son cada
vez menos, pero para mí son los más importantes. Os puedo asegurar que valen
por millones.
Cuando
era residente me enseñaron que en este trabajo no hay nadie imprescindible. Por
algún tiempo me lo creí, pero hoy estoy convencido de que no es así, hay gente
imprescindible para este engranaje llamado hospital. Y a lo mejor no es por su
trabajo, que también, es por su actitud ante la tempestad.
Hace
tiempo que intento aprender de ellos, hace tiempo que intento imitarles, son
gente por la que tengo profunda admiración. Y por supuesto me da igual que sean celadores, administrativos, enfermeros o neurocirujanos.
Son simplemente imprescindibles.
Son simplemente imprescindibles.
"Hay hombres que luchan un día y son buenos. Hay
otros que luchan un año y son mejores. Hay quienes luchan muchos años, y son
muy buenos. Pero hay los que luchan toda la vida, esos son los imprescindibles."
- Bertolt
Brecht
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