Como continuación al post Cambiosde rumbo (volver a hacer la residencia) os dejo la respuesta oficial, más allá
de lo profesional, materializada en unos versos:
“Muere
lentamente, quien no viaja, quien no lee, quien no oye música, quien no
encuentra gracia en sí mismo.
Muere
lentamente, quien destruye su amor propio, quien no se deja ayudar.
Muere
lentamente, quien se transforma en esclavo del hábito repitiendo todos los días
los mismos trayectos, quien no cambia de marca, no se atreve a cambiar el color
de su vestimenta o bien no conversa con quien no conoce…
Muere
lentamente, quien evita una pasión y su remolino de emociones, justamente éstas
que regresan el brillo a los ojos y restauran los corazones destrozados.
Muere
lentamente, quien no gira el volante cuando está infeliz con su trabajo, o su
amor, quien no arriesga lo cierto ni lo incierto para ir atrás de un sueño, quien
no se permite, ni siquiera una vez en su vida, huir de los consejos sensatos...
¡Vive hoy!,
¡Arriesga hoy!, ¡Hazlo hoy!
¡No te
dejes morir lentamente!
¡No te
impidas ser feliz!”
Martha Madeiros (2000) “A
Morte Devagar”
Muy bonito!
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