Después de algunos días de vacaciones el primer día de trabajo suele ser el denominado “día de los problemas”, algunos ya estaban y permanecen, otros se han generado justamente en esos días de vacaciones, muchos de ellos son verdaderos problemas y otros muchos son problemas ficticios.
La actitud frente a los problemas es diversa, están los que intentan solucionarlos, los que los delegan y con eso han cumplido (ellos creen que han cumplido) y por supuesto los que directamente pasan de todo.
Los problemas son como una tela de araña, se van tejiendo poco a poco, a veces te das cuenta pronto y otras tan tarde que te ves atrapado en el medio sin saber bien hacia dónde tirar.
Como todo siempre hay un lado positivo, de los problemas se aprende, son momentos para reorientar situaciones y priorizar actuaciones. Además son momentos donde se ponen de manifiesto aptitudes y actitudes, algunas te sorprenden, otras te defraudan.
Afortunadamente el primer día ha pasado, no muy mal, como se dice en estos casos, mañana más (problemas) y mejor.
“La mayoría de las personas gastan más tiempo y energías en hablar de los problemas que en afrontarlos”. Henry Ford
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